
Prevenir la miostatina durante el crecimiento muscular
La miostatina es una proteína que posee todo ser humano. Se encarga de limitar el crecimiento de los músculos (la hipertrofia) para evitar un aumento desmesurado de los mismos. Por un lado, esto se puede traducir como una protección del organismo, que favorece la proporción del mismo. Pero, por otro lado, esto supone una limitación que perjudica el desarrollo muscular.
Inhibir su función es posible, como han demostrado científicos en laboratorios, practicando en ratones. Disminuir su presencia en el organismo facilita el desarrollo muscular, pero aún son muchos los estudios que han de realizarse en humanos.
Un científico genético, Johns Hopkins descubrió el gen de la miostatina mientras estudiaba el desarrollo de un embrión de ratón. Encontraron altas concentraciones de miostatina que se expresan en el músculo esquelético, y menores concentraciones en el tejido graso.
Cuando inhibieron el gen de la miostatina, los ratones crecieron un 30% más que los ratones normales. Como era de esperar, tenían más fibras musculares, y esos músculos crecieron más que los ratones normales. También tenían menos grasa.

Los ejercicios físicos y sus efectos en la miostatina
El ejercicio físico, como el levantamiento de pesas, consigue romper los altos niveles de miostatina, aumentando el músculo, creando de esa forma la hipertrofia. Ésta es la manera de conseguir un desarrollo muscular con un método natural.
No obstante, para lograr la hipertrofia es necesario adecuar el organismo a un entrenamiento específico. Si, por ejemplo, se levantan pesas, se requiere un método intenso, pero que no sobrepase el esfuerzo debido, ya que podría conllevar un aumento de esta proteína. Por tanto, es preciso llegar a la justa medida, que es posible con la ayuda de un entrenador profesional.
Se cree que el cortisol podría ser uno de los grandes responsables del aumento de la miostatina en el organismo. El cortisol es una hormona glucocorticoide, que se activa fácilmente con momentos de estrés y de hambre.
El hambre voraz, tras una sesión de entrenamiento, es lo que dispara los niveles de cortisol. A su vez, se cree que esta hormona aumenta los niveles de la proteína en cuestión. Esto se puede comprender mejor si se analiza a una persona con exceso de cortisol en su organismo. Podría padecer la enfermedad de Cushing, que provoca debilidad en los músculos.
Una forma de evitar estos niveles hormonales después del entrenamiento es dosificar la comida diaria. Se puede dividir la ingesta de comida en unas cinco o seis veces, para evitar que el hambre aparezca de forma intensa. Aplicando esto, se evita el freno del desarrollo muscular.
Otro de los grandes retos científicos consiste en controlar la cantidad de esta proteína en el organismo, con el fin de intentar una mejora en pacientes con distrofia muscular o enfermedades en que los músculos están implicados directamente. Se sospecha que la glucosamina y las algas Cystoseira canariensis podrían bloquearla, pero aún no hay datos concluyentes al respecto.
Conclusión
Es cierto que la falta de miostatina no repercute en músculos vitales como el corazón, aunque en una predisposición genética los resultados son distintos. Una dieta proporcionada y el ejercicio físico controlado parecen ser, por el momento, la opción apropiada para conseguir el desarrollo muscular deseado.